Lo creemos así y tratamos de hacer presente nuestra presencia compartiendo pequeñas cosas que se convierten en gigantes pasos hacia el corazón.
Un amigo nuestro Juan Zarate, no deja pasar semana sin llenar de flores nuestra capilla de los Sagrados Corazones y Carlos de Foucauld, el oratorio que cobija nuestras intercesiones y adoraciones diarias. Cada vez que pasa vendiendo sus deliciosas masas dulces se toma un instante para rezar, dar gracias y visitar al Amor de los amores.
Hoy les trajo estas hermosas flores y me alegró el corazón ya que lo hace con mucha simpleza y sencillez, tal cuál le gusta al Señor.
Su Madre, la dulce morenita de Guadalupe, bendiga tanto a su familia como el aroma de flores llena la casita del Bienamado.
-.Gracias querido Juan.-