Es increíble
que las mismas familias que atentaron con violencia contra los misioneros de
Puntos Corazón, intenten hacer lo mismo contra este Centro Pastoral, pobre y
sencillo que lo único que desea por medio de las personas que lo componen es
traer un poco de luz a este barrio tan necesitado.
Vivimos esta
experiencia pastoral desde el amor a Cristo y a la Iglesia encarnada en estos
nuestros hermanos concretos y queridos, desde la providencia que es el motor
por el que estamos aquí ya que nuestro trabajo sin ningún tipo de recursos es
por sí mismo un MILAGRO.
Pero los
robos, la violencia contra el hermanito residente allí, contra los voluntarios,
contra la casa es dura, cruel y continua y le hacemos frente en silencio,
soledad y oración; pero ¿que hacer cuándo el sin sentido se apodera de la
realidad?
Que triste es
ver a niños ensañados en el mal, a jóvenes escondidos por temor y a los tiros
contra otros, a los adultos indolentes ante las acciones de sus hijos, ¿que
hacer ante esta realidad?
Rechazan la
luz, no quieren la luz, detestan la luz, ¿que hacer?, acompáñennos por favor,
porque nuestro dolor es mucho y nuestra pobre oración y confianza en Cristo nos
fortalece, pero ¿hasta cuándo?
¡Recemos
juntos por esta Obra de Dios!